El primer deporte estadounidense

A ver, a ver, a ver... ¡Ya estamos de nuevo aquí! Sí, sí... Podeis empezar a suplicar, pero el caso es que ya no tenéis excusa para salir fuera y practicar algún deporte, ¿no?

Pues, damas y caballeros, os traemos aquí el deporte del que muchos sueñan por las noches... Y, sí, muchos son nuestros más cercanos vecinos: los estadounidenses.

Hay que ver estos americanos... Y, de alguna forma fue así. A ver, me explico: Seguro que muchos de vosotros no pensaréis que se puede hacer un deporte desde cualquier cosa, ¿no es así? Pues, me temo que estáis equivocados.

He aquí, mi compañero y vecino: ¡el (insertar aquí el redoble de tambores) Lacrosse!

Surgió de forma muy peculiar... Clases de historia, ¡adelante! Resulta que había dos tribus de indios que, para endulzarlo un poco, no se llevaban del todo bien. Eran los indios Caillou (¡vaya coincidencia!) y Smool, los que estaban de guerra en guerra. Entonces, a los franceses de Canadá se les encendió la bombilla e inventaron la mejor arma de todos los tiempos, o en este caso, del 1400... En realidad, vieron piedras y un palo crosses con el que tirarlas.

Desgraciadamente, no fue hasta el 2003 que no entró en España. Pero, chicos, ¡ya está aquí! Así que a aprovechar.

Y, así, nació el lacrosse. Ya os podéis acostar, bueno, después de haberlo practicado, obviamente.

Lo que necesitáis: un campo de 100 metros de largo y 54 de ancho, y un grupo de 20 amigos. No os pongáis tiquismiquis, hay más clases de lacrosse, si os resulta difícil encontrarlos. ¡No hay excusas!

¿Los beneficios? ¡Como siempre, pasar un rato estupendo! Y mejorar la resistencia de las piernas, ¡a correr se ha dicho!

Para los que sigáis dudando sobre si jugar o no: los jugadores llevan cascos , coderas, riñonera, hombreras y guantes; durante 4 tiempos de 15 minutos.

A ver, protegidos vais a estar, eso seguro. Pero, recordad, un juego deja de ser divertido cuando deja de ser limpio (insertar aplauso por la frase poética).

Debéis pasaros y leer: Fabio Antonelli, no importa cuán grandes o pequeños sean tus sueños, tienes el poder para conseguir lo que sea que se te meta en la cabeza.